Aquest setmana a Opinió L’Eugenio Asensio ens parla de: “El puntillo”

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A estas alturas del verano, no creo que al ciudadano de a pie le quite el sueño dedicarse al cómputo de diputados para gobernar, lo cual no quiere decir que no le interese saber cómo se constituirá el Gobierno de su país. Sucede que tal vez estemos inmersos en el exceso. Últimamente, en casa decimos que tanta tertulia y debate de cariz político, analizando incluso lo inexistente, nos está arrastrando al Sálvame de la política: que si se dan la mano, que si no lleva corbata, que si las mangas arremangadas, que si tantos minutos de reunión, que si el verbo en condicional… El caso es que nos vemos en una situación anunciada. Mucho antes de iniciarse la campaña del 20 D, algún líder (el más sincero, informados estaban todos) dijo que la irrupción de C’s y de Podemos disgregaba el voto y acabaría con el bipartidismo, por lo tanto, no habría un partido con mayoría absoluta, como así fue; por consiguiente, estábamos condenados a negociar. Tras el resultado de la primera consulta, el mismo líder dijo que en la segunda tampoco se alcanzaría la mayoría absoluta, ergo ahora nos encontramos donde sabíamos que íbamos a llegar.
Entiendo que la nueva política no es la de las mayorías absolutas, ni la de ponerlo difícil para que en las próximas elecciones quien haya gobernado pierda votos, sino la de la inteligencia, que se concreta en ¿cómo, sin haber ganado, puedo influir en quien ha ganado para mejorar la vida de todos? Las circunstancias lo exigen. Dejemos de actuar por puntillo, a los ciudadanos no nos interesa ver cómo se saca pecho y se pone cara de perro cuando se habla del ganador. A los ciudadanos nos interesa acabar con los aforamientos y la Ley Mordaza, modificar la Reforma Laboral y la Ley de Educación, renegociar la financiación de la autonomías, etc, y qué mejor modo que participando desde el gobierno. Creo que la llamada gran coalición, compuesta por el PP (con toda la renovación necesaria), PSOE y C’s, hubiese sido un acierto para renovar lo caduco.
El término puntillo significa mostrar un exagerado pundonor, pero también es el signo que, en ocasiones, acompaña a las figuras musicales para aumentar en la mitad su duración. No sé si a este gobierno provisional se le ha puesto uno de estos puntillos, pero si contamos los meses desde el 20 D, todo indica que no vamos muy desacertados.

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