Para muchos vecinos y vecinas de Badalona, el verano es sinónimo de playa, de días más largos y calurosos y, para aquellas personas que hoy en día tienen la suerte de podérselo permitir, de disfrutar incluso de unas vacaciones. No obstante, todos sabemos que la playa de Badalona desde el mes de abril es un polo de atracción turística y ciudadana, y un eje de dinamización económica; todos menos algunos de los regidores y regidoras del Gobierno de nuestro Ayuntamiento, los cuales llevan ya de “vacaciones pagadas” unos cuantos meses. La inacción del Gobierno municipal y la dejadez generalizada en muchos temas de ciudad cada vez es más plausible y da cuenta de ello el caso que conocimos la semana pasada sobre el retraso, hasta finales de Junio al parecer, en la apertura de los chiringuitos de la ciudad por la renovación de las concesiones de los mismos. Al parecer, el Ayuntamiento se escuda en que se debe a la introducción de cláusulas estéticas y de programación gastronómica y cultural, a lo que yo me pregunto, ¿Era muy difícil gestionar esto durante la temporada baja para tenerlo todo a punto para estos meses, o el retraso se debe a la falta de diligencia del Gobierno municipal? Según el propio regidor Álex Mañas, ICV-EUIA, su trabajo en el nuevo clausulado ya estaba hecho en Febrero y lo derivó para implementarse al área de contratación, dirigida por el regidor José Téllez, Guanyem BEC. Desde Febrero hasta ahora las modificaciones estaban hechas, lo que no ha habido pues ha sido aptitud para implementarlas a tiempo. Como local idad de costa, tenemos 8 de estos bares estivales a pie de playa, los cuales suponen un reclamo a la ciudad y que a estas alturas del año y con las Fiestas de Mayo encima ya deberían estar abiertos, como lo han estado siempre. No obstante, la falta de diligencia en el otorgamiento de dichas concesiones supondrá un retraso prolongado en la apertura de estos locales, con el perjuicio que ello supondrá tanto para los usuarios, como para el sector de la restauración de la ciudad que verá acortada la temporada estival, como para la imagen de una ciudad que quiere mirar al mar y consolidar su potencialidad turística y su oferta de ocio. Sinceramente, no nos lo merecemos.